24 octubre, 2007
Querido diario
Era un día normal al final de agosto. Hacía buen tiempo. Mis amigos y yo teníamos ganas de ir a la Plaza de Toros de Pamplona. Por la tarde teníamos una visita guiada con el director de la Plaza de Toros. La visita pasaba bien. Nosotros aprendíamos del encierro y los tercios de la corrida. Después de la visita, mis amigos fueron de compras. Pero yo no podía ir porque necesitaba recoger la ropa de la tintorería. Caminé sola a la tintorería. Era tarde y estaba atardeciendo, pero el sol era brillante. Había mucha gente en las calles y también muchas palomas. Normalmente, las palomas no me molestan, pero esta vez me molestaban mucho. Había una paloma más o menos de tres metros de mí. De repente, él se dio a la fugo en mí dirección. Pensaba que me estaba golpeando. Agaché pero me perdí el equilibrio y caí. Yo tenía las manos en los bolsillos y cuando caí no podía ayudarme. Caí en mi chulo. La gente en las calles no dijeron y hicieron nada. Estaba muy avergonzada.
Posted by Samantha Hallowell a las 2:59 p. m. // // //